martes, 12 de julio de 2011

Números.

La gente se extraña cuando digo que me fascinan los números, las matemáticas. Pero, lo mejor es que aquellos se extrañan demasiado inconscientemente son complices de la pasión de los números. Nuestra vida se guía por números y ecuaciones matemáticas: la hora, el sueldo de que uno cobra, la fecha de un cumpleaños, la estatura, el peso, los miembros de una familia, las opciones para una respuesta, la lotería... Así,  pues, nuestra vida esta rodeada de números. A la gente le preocupa demasiado estos números como para ver la magia que hay en ellos, e instintivamente se cae en el juego de éstos. Nuestras respuestas se piensan y se deciden conforme al mayor beneficio o agrado. Con ello, tristemente, nosotros somos tratados como números, es decir, somos tratados por el sueldo que ganamos, las casas que se tienen, las deudas que se poseen... Obsesionados, sin apenas darnos cuenta, los números que nos rodean en nuestra vida determinan la posición social que uno ocupa en esta sociedad.Y esto, ¿no nos suena a nada?